Reflexiones de Javi
- yogeandoinfo
- 8 dic 2024
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 6 ene

El ego, la mente no observada y el ser, la presencia que atestigua
Cuando hablamos solemos empezar muchas frases con la palabra "yo", igual hacemos cuando pensamos acerca de cualquier cosa o tema, todos tenemos un sentido de identidad, un "yo", pero, ¿nos hemos detenido alguna vez a pensar que o quién es ese "yo" al que nos referimos?. Provablemente si hiciéramos la pregunta a la mayoría de las personas, de quién eres, nos responderían con un nombre y un montón de datos y adjetivos acerca de su historia personal, pero ¿define eso lo que realmente somos?¿ Quién o qué somos realmente? ¿Hay algo más allá d lo que mi mente, mis pensamientos, me dicen que soy?.
Creo q todo ser, de una u otra forma y en algún momento se ha hecho estas preguntas, algunos sin ni siquiera ser conscientes de ello, pues la trascendencia es inherente al ser humano. Lo que la mayoría de las veces creemos q somos poco tiene q ver con la realidad, pues solemos guiarnos casi exclusivamente por nuestros pensamientos, por lo q nos cuenta esa voz en off, q no para de hablarnos, juzgando y etiquetandolo todo, cada momento, pero, ¿es realmente necesario ese juicio y análisis constante? ¿Habéis intentado alguna vez dejar de pensar? ¿Es posible en primera instancia? Esa voz q no calla, es el ego, la mente no observada, una parte de nuestra consciencia, que de alguna forma, ha perdido la conexión con el TODO y por tanto tiene una existencia temerosa y centrada en la división, el pasado o el futuro y la sensación de carencia, de insuficiencia, es el falso yo, el impostor que finge ser nosotros, un ente increiblemente eficaz que tomará cualquier opción que le demos para convencernos de q somos eso. Sus principales armas son el incesante flujo de pensamientos(casi siempre negativos, preocupación por el futuro o recuerdos del pasado) y un rechazo total al momento presente, al aquí y ahora, tratando así de oscurecer y ocultar el SER, Aquello q somos más allá del nombre y de la forma, energía pura eterna e ilimitada, amor en estado puro.
La inercia q posee el ego para arrastrarnos es inconmensurable, pues lleva haciéndolo desde hace mucho, mucho tiempo, pero creo, siento, q estamos en un punto de la evolución de la conciencia donde el siguiente paso es la trascendencia del ego, el reconocimiento del ser, de que todos somos UNO, alejándonos así de la ilusión de la división, del yo y tú, nosotros y ellos...El ser, la presencia, es la conciencia q atestigua, el observador en estado puro, q nada tiene q ver con la materia y la forma, ya sean éstas materiales o mentales, existe exclusivamente en el presente, el único momento q realmente hay y es completo y perfecto.
Las tradiciones filosóficas y religiosas antiguas, especialmente las orientales, ya descubrieron esto hace mucho tiempo, por eso en sus enseñanzas un pilar básico es el reconocimiento del ego como el falso yo, como previo paso para acabar con esa sensación de insuficiencia, de que siempre falta algo, de que no estamos completos, lo q nos condena irremediablemente al sufrimiento, pues mientras nos identifiquemos con él, buscaremos calmar esa sensación de vacío tratando de añadir algo a nuestra vida, quizás la siguiente pareja, quizás el nuevo coche, las próximas vacaciones, cuando mis hijos sean ya independientes e incluso el siguiente retiro espiritual ... En definitiva siempre huyendo del momento presente y mirando hacia el futuro, q no es más q mera ilusión. Este es el patrón básico del ego, así q mientras sigamos identificados con él, no podremos sentir plenitud, serenidad ni armonía,esa paz q tanto anhelamos. Comenzar a sentir lo q realmente somos, resquebrajando así poco a poco el caparazón del ego, no es algo "fácil" ni que ocurra de un día para otro, salvo en contadas ocasiones, requiere atención, trabajo diario y provablemente el uso de ciertas herramientas(como la meditación) q pueden ayudar mucho, aunque no tienen porque ser condición sinequanum, pero es el único camino hacia la verdadera libertad, pues ninguno somos libres hasta q en cierta forma al menos hayamos roto las cadenas del ego, no hablo de la ausencia total de éste, pues eso es algo que al menos para mí queda muy lejos aún, pero si de la desidentificacion con él, de la capacidad de observarlo, de ser el observador q atestigua, y eso ya lo cambia todo, pues trae una nueva dimensión a nuestra vida.
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